LA MULTICULTURALIDAD EN EL MUNDO LABORAL

Actualmente vivimos en un mundo que ofrece todas las mejores cosas que se viven en diversos países a muchas horas de distancia, y la comunicación entre todos esos países no solo es gratis gracias al internet, sino que esa distancia física se transforma en segundos. Nunca hemos estado tan comunicados e interrelacionados con el resto del mundo, y los cambios y avances tecnológicos se siguen dando, de manera que en pocos años esta realidad será aun mayor y con mucho más alcance.
Hay muchas cosas que la mayoría de la gente en sus países han adoptado sin reservas, tal es el caso de cadenas de restaurantes de comida rápida, cafeterías, gustos musicales, cinematográficos y ciertos programas de televisión. Pero no todo es tan homogéneo cuando llegamos al mundo laboral. En este mundo convergen tanto la cultura del individuo como la cultura de su región y de su país.
La cultura, de acuerdo a la definición de la real academia española, “es el conjunto de informaciones y habilidades que posee un individuo.” Otra definición es la siguiente: “cultura es el tejido social, que abarca las distintas formas y expresiones de una sociedad determinada.”
Lo anterior comprende todos los paradigmas, estructura mental, creencias, usos y costumbres que tiene un individuo y en conjunto una sociedad para relacionarse e interactuar con otras personas y otras sociedades. No podemos decir que una cultura es mejor que otra porque no sería justo compararlas, cada una es el resultado de muchos años de evolución social y de desarrollo humano, por lo tanto, todas tienen justificación de acuerdo a su tiempo y lugar. Lo único que no se puede permitir es cuando las creencias o prácticas de alguna cultura atentan contra la integridad, los derechos, la seguridad o la dignidad de otras personas o culturas.
En el contexto laboral es por eso que nos topamos con muchas prácticas que no comprendemos e incluso se nos pueden llegar a hacer extrañas o groseras de parte de compañeros de trabajo que vienen de otra cultura, o cuando entablamos negociaciones con alguna compañía extranjera. A continuación analizaremos algunos de los factores más importantes en las diferencias de cultura a la hora de trabajar con extranjeros. Esto nos ayudará a entender cómo mejorar la comunicación y la convivencia con ellos:
ALTO Y BAJO CONTEXTO
Una cultura de alto contexto tiende a extenderse mucho a la hora de comunicarse ya sea de manera oral o escrita, rodeando y adornando el mensaje central con el fin de suavizarlo o exagerarlo, según sea el caso. Al contrario, las culturas de bajo contexto tienden a ser muy directas y concisas en sus mensajes, algunas al grado de parecer poco amables.
Como dijimos, ninguna de las dos está mal, son sólo formas de comunicación, sin embargo en las culturas de alto contexto como la nuestra, hay que cuidar que el mensaje central y los detalles importantes que lo acompañan no se pierdan ni se mal interpreten en el conjunto de adornos que solemos utilizar.
INDIVIDUALISMO Y COLECTIVISMO
Las culturas individualistas enseñan a sus miembros desde pequeños que tienen que valerse por sí mismos porque muy probablemente estarán solos en el mundo, su éxito y su supervivencia dependerán de esto. Estas personas no suelen trabajar bien en equipo, ya que les cuesta trabajo confiar y delegar su confianza en los demás.
Las culturas colectivistas son todo lo contrario, al grado que pueden llegar a basar su confianza en los demás, lo cual tampoco es sano, ya que les cuesta mucho asumir y aceptar su responsabilidad alegando que a final de cuentas es trabajo de todos.
DISTANCIA DEL PODER
Esto tiene que ver con cómo ven diferentes culturas la relación con sus superiores y sus subordinados y cómo los tratan. Es muy fácil darse cuenta de cómo se maneja la distancia del poder en una organización, simplemente hay que ver la distribución de las áreas de trabajo, que tan abiertas están, que tan diferentes son las oficinas de los jefes a los de los demás colaboradores, si se guardan ciertos protocolos o formalidades con los directivos como lugares asignados de estacionamiento, controles de acceso distinto a las instalaciones, comedores exclusivos, etc.
Está comprobado que culturas que tienen corta distancia del poder tienen mucho mejor comunicación e integración entre sus miembros, y los directivos gozan de información en tiempo real de todos los colaboradores; el ambiente de trabajo es más relajado y más cómodo.
DINÁMICA DE TRABAJO EN EQUIPO
Esto tiene que ver con la manera en que se percibe trabajar con un grupo de personas sobre un proyecto y un entregable. Hay quién toma el trabajo colectivo como un simple grupo de trabajo, donde cada quién es responsable sólo de la parte que le corresponde sin percatarse siquiera de lo que hacen los demás miembros del grupo, y hay quien está acostumbrado a la dinámica de un equipo de trabajo, donde el individuo no sólo es responsable por su parte sino por la de todos y en donde cada uno de los miembros asumen la misma responsabilidad por el resultado final del entregable del equipo.
MANEJO DEL TIEMPO
Este rubro se refiere a la manera de priorizar tareas y actividades, y a organizar el tiempo en general. Un factor que salta a la vista siempre es la puntualidad. Los mexicanos somos famosos a nivel mundial por nuestra impuntualidad, mientras que culturas como las anglosajonas y las nórdicas son reconocidos por el gran cuidado que tienen en cuidar este punto.
Este problema de impuntualidad se corrige siendo muy claros con las reglas a la hora de iniciar alguna actividad, y siendo inflexible con lo que se acuerde; si se advierte que el autobús saldrá en punto de las ocho de la mañana, este tiene que salir a esa hora, aunque sólo esté dentro el chofer. La impuntualidad jamás se corregirá si no existen consecuencias graves.
En cualquier situación laboral, especialmente en una donde existen diferentes culturas involucradas, la comunicación abierta es la mejor arma para prevenir y arreglar malos entendidos y situaciones ambiguas. Hay que cuidar mucho en la comunicación tanto lo que se dice como lo que no se dice pero se comunica ampliamente con nuestro lenguaje corporal, y saber escuchar es tan importante como saber qué decir.