EL ENEMIGO DE MÉXICO

El gran tema de conversación en estos días es Trump, el enemigo de México. Un personaje que, sin duda, pasará a la historia como el líder tirano, racista y vulgar, que en sí mismo es una contradicción al liderazgo. Pero, ¿realmente es el enemigo de México? Lo que voy a compartir a continuación no se acerca en absoluto a una defensa al presidente de EEUU. Es más, ni siquiera me voy a enfocar en él ni sus políticas comerciales y migratorias.
Un enemigo es un contrario, es decir, algo o alguien que va en contra de lo que consideramos valioso: la paz, la seguridad, el bienestar, la vida misma. Y si lo filtramos desde este punto de vista, creo que el verdadero enemigo de México está dentro de nuestras fronteras.
Le temo más al mexicano que está en contra de todo y se dedica a destruir e insultar, en vez de sumar y construir. Le temo más al mexicano racista que solo separa más los estratos socioeconómicos. Me preocupa más el argumento de que los mexicanos somos malhechos, flojos… y más aún la aceptación mediocre de que… pues así son las cosas. Me enoja más que la impunidad está al grado de que los criminales piden el famoso derecho de piso y la autoridad se hace de la vista gorda. Me apena más que nuestros legisladores viven en una realidad completamente ajena a la realidad y, por lo tanto, no nos representan. Me decepciona más que en México se privilegia más al comercio informal que al emprendedor…
La lista podría ser muy larga; pero lo que sí me enerva como pocas cosas es el gobernante que sustituye la sustancia activa de las quimioterapias para niños por agua destilada. Así de dañado y torcido está el verdadero enemigo de México, que se llama corrupción. Esa es la bestia que nos debería preocupar y ocupar.
¿Qué sí se puede hacer?
En primer lugar, dejar de pensar que es imposible. Otros países y culturas con mucho menos recursos que México lo han hecho; Dinamarca es de los países con menor índice de corrupción en la actualidad, pero hubo una época en la que era altísimo. Todos contribuyeron.
En el día a día es menos complicado de lo que parece: consume productos hechos en México, sin duda serán de mejor calidad que las baratijas chinas. Toma vino mexicano, están a la altura de los españoles de renombre. Apoya a los emprendedores, es la única manera de fortalecer la economía. Capacita a tus colaboradores; es la mejor inversión que puedes hacer por tu negocio. Y finalmente, dentro de tus posibilidades, haz algo altruista; te aseguro que es algo de lo que nunca te arrepentirás.
Twittear, hablar, compartir mensajes de rabia no soluciona nada; mucho menos tomar las calles e incendiar supermercados. No hagamos al enemigo de México aún más fuerte.